Ella es Mamen, una médica extremeña con un corazón inmenso. Se refleja en su sonrisa, como en la de las 26 niñas y niños mozambiqueños del orfanato “Hope of the future” que hace dos años conoció en una pequeña comunidad en Mozambique. Desde entonces, esta joven nunca ha perdido el contacto con este oasis de felicidad a pesar de su triste realidad. En julio pasado Mamen Díez, y con ella toda la ONGD extremeña de la que es voluntaria, Movimiento Páramo, lleva inmersa en un gran proyecto que está viendo la luz: la construcción de un salón polivalente para esas niñas y niños que están a más de 8.000 kilómetros de Extremadura. Este salón supondrá una mejora en sus condiciones de vida y salubridad dentro del centro. Parte de la financiación, 7.000 euros, ya ha llegado con una subvención del Área de Cooperación Internacional de la Diputación de Badajoz, pero no es suficiente ya que necesitan otros 10.500 más. Por ello, además de las donaciones privadas y el esfuerzo de los 59 socios y socias, este viernes, 11 de octubre, Almendralejo acogerá un gran evento solidario, con más de tres horas de espectáculo de música y humor bajo un denominador común: la justicia social y la solidaridad con “Hope of the future” en Mozambique.
-Mamen, ¿por qué hay que ir al Festival Solidario Movimiento para Mozambique?
“Porque nos lo vamos a pasar muy bien y el disfrute va a ser doble por los conciertos y monólogos y porque estamos colaborando con una buena causa”
Otra de las voluntarias de Movimiento Páramo, Manuela Arteaga, añade:
“Porque los niños se lo merecen, por pensar que cuando llegue el invierno van a tener un lugar donde puedan cobijarse, comer, estudiar, jugar dignamente…donde estar”
Desde Mozambique, Juan Luis Ruiz Galindo, el cooperante en terreno de la ONG no puede ser más claro:
“Aunque siempre está la motivación de pasarlo bien, que se pasará genial, seguro! Pero también está la motivación personal de mejorar una realidad que, aunque no es cercana, existe y afecta a un grupo de 26 niñas y niños que tienen toda la energía del mundo y que se merecen las mejores condiciones de vida”
Éste es el proyecto más ambicioso que han puesto en marcha desde Movimiento Páramo, sobre todo porque se han implicado de una manera más especial, por haber conocido el orfanato tan de primera mano. “En estos dos años, todos los esfuerzos económicos de la ONG han sido por y para este proyecto, que ha empezado y que tenemos que conseguir”, sentencia Mamen.
El Festival
El Festival tiene como cabeza de cartel al grupo extremeño El Desván del Duende, cuyo vocalista, José Manuel Díez, también pertenece a Movimiento Páramo. Además actuarán los almendralejenses De Barro y El Lado Izquierdo,de Fuente del Maestre. Las risas correrán a cargo de tres humoristas, el extremeño Cabuvy y los monologuistas de El Club de la Comedia, Marta González de Vega y Dani Pérez. Todos colaboran de manera desinteresada, al igual que altruísta ha sido la colaboración del Ayuntamiento de Almendralejo que ha cedido el Teatro Carolina Coronado, con lo que todo lo que recaudado se destinará íntegramente al proyecto.
“Si llenamos las 630 butacas con gente, habremos completado la financiación que nos hace falta para el proyecto”. Además, la organización ha dispuesto una fila 0 para quiénes no puedan acudir a la cita pero deseen colaborar con este proyecto. El evento comenzará a las 21:30 horas mañana viernes.
El Proyecto: un salón polivalente
Para conocer el proyecto viajamos hasta Manhiçaen Mozambique. Allí, Juan Luis Ruiz Galindo, un extremeño arquitecto técnico, es el cooperante que lleva casi dos meses con el encargo de supervisar la construcción de este ambicioso proyecto.
-¿Cuál es la situación actual del proyecto?
“El proyecto está en fase de construcción del edificio que servirá como comedor, sala de juegos y, cuando sea necesario, edificio comunitario, para reuniones o eventos religiosos. En estos momentos se está construyendo la cubierta, se está comenzando la carpintería y la electricidad. La cubierta estará reforzada por una estructura metálica, que dará la seguridad necesaria para soportar las fuertes lluvias y vientos que se registran en la temporada de lluvias de octubre a marzo”
-¿Quiénes participan en la construcción?
“Se ha intentado que toda la gente que participe en el proyecto sea lo más cercana posible a la comunidad en la que estamos. Es difícil hablar de poblaciones aquí… Con esto pretendemos que se beneficien y se involucren en el proyecto el máximo número posible de personas.
Las únicas personas que no son de la comunidad son el herrero, que viene de Maputo, y el carpintero, que trabaja en Xinavane a 30 km y que perdió todo en un incendio hace poco.
Además traer personas de otras localidades se debe a la dificultad para encontrar personal cualificado para realizar trabajos especializados.
Aparte, eventualmente, hay personal voluntario perteneciente a la propia comunidad que colabora en tareas relacionadas con la propia construcción, ya sea cargar y descargar materiales, excavar, etcétera”
-¿Cuál es el objetivo hasta que vuelvas a España?
“El objetivo principal es que pasados los tres meses de mi estancia aquí, el edificio esté listo para comenzar a funcionar y proporcione un lugar decente donde los niños se puedan cobijar mientras comen y juegan, en la época de lluvias que se aproxima”. Recordemos aquí que laConvención de los Derechos del Niño de 1989 recoge, entre otros muchos, el derecho a la salud y también al descanso, al esparcimiento, el juego, la creatividad y las actividades recreativas.
-¿Qué ha supuesto para ti profesional y personalmente?
“A nivel personal siempre es un privilegio poder participar en un proyecto así, verte implicado en un entorno social que no es el tuyo y que te hace parte de él desde el minuto uno, como un igual. Una situación de la que solo puedes salir enriquecido. Como profesional, es la oportunidad que nunca tuve de ejercer mi profesión en mi tierra desde que terminé mis estudios. Así que la estoy aprovechando al máximo, y me está ayudando a conocer facetas de mi mismo que no conocía, como la de negociar incansablemente o coordinar equipos de personas que tienen que trabajar juntas”
El orfanato “Hope of the future”
Contactamos con Marta Agostinho, responsable del orfanato para que nos cuente cómo se creó el orfanato y cómo ha evolucionado.
“Mi marido y yo, ya colaborábamos con un orfanato durante la guerra civil. El pastor fundador murió en el año 2000 así que, seis años después, nosotros decidimos continuar la labor y volver a poner en funcionamiento el orfanato. Trabajamos junto a los servicios sociales del estado mozambiqueño, que son los que nos envían los niños. Actualmente, hay 16 niños y 10 niñas, de entre 1 y 17 años. A los 18 años se
supone que se desvinculan del orfanato, y se procura darles una buena formación para que cuando salgan del orfanato tengan la posibilidad de tener un buen futuro. Son 8 personas las que están trabajando en el orfanato. Seis mujeres y dos hombres, ellos especialmente como guardas, y ellas se dedican a las tareas de cocinar, limpiar y cuidar a los niños. Durante las noches, dos de ellas, además de los guardas, se quedan cuidando a los niños. Todos ellos pertenecen a la comunidad de Malavele-Machiana, donde se encuentra el orfanato, y no tienen ninguna formación específica. Casi todos comenzaron a trabajar como voluntarios, y después de que el orfanato comenzó a disponer de fondos se quedaron como empleados”
Mamen conoció esta misma historia casi por casualidad en 2011:
“Entre octubre y noviembre de 2011 viajé a Manhiça, una población a unos 100 kilómetros de Maputo, la capital de Mozambique. Allí, entre el Centro de Investigación de Salud y el hospital realicé unas prácticas. Realizando un censo de población me di cuenta de que en muchas casas sólo habitaban niños y niñas sin ninguna persona adulta. Estaban huérfanos ya que sus progenitores mueren jóvenes porque desarrollan el sida, un 40% de la población está infectada. En la zona, una enfermera del hospital donde trabajaba me dio a conocer el orfanato “Hope of the future” al que acudía asiduamente a visitarlo y a interesarme por la población menor del mismo”
Sus caminos se cruzaron hace dos años y desde entonces no han dejado de mantener el contacto:
“Quedamos en contacto después de la vuelta de Mamen a España y solemos hablar cada cierto tiempo.Hasta que un día me comentó que su organización había conseguido un dinero del “gobierno” para ayudarnos a construir el comedor, y que vendría para terminar de construirlo”
Ese día llegó y la relación continuará. En diciembre de este año debe terminar la obra del edificio de cuyo mantenimiento se encargará el propio orfanato que sufraga sus costes con donaciones totalmente privadas. Todo para que esta historia tenga un final feliz y la cara de la persona que este niño dibuja en la tierra sea de alegría por haber dado un paso más hacia su dignidad y derechos fundamentales. ¿Te apuntas?